🇪🇨 Mushuc Runa hace historia con la mejor campaña de la fase de grupos en la Sudamericana

El equipo indígena de Ecuador sorprendió al continente con su fútbol, su identidad y su ejemplo de gestión

Un club con raíces comunitarias conquista Sudamérica

Mushuc Runa Sporting Club logró algo que parecía impensado hace apenas unos años: ser el mejor equipo de toda la fase de grupos de la Copa Sudamericana 2025. Con una campaña invicta, un fútbol sólido y un proyecto basado en valores indígenas, el ‘Ponchito’ sacudió el escenario internacional y se convirtió en ejemplo para todo el continente.

Fundado por comunidades indígenas de Tungurahua en 2003, Mushuc Runa ha demostrado que la inclusión y el respeto por la identidad cultural pueden ir de la mano con el alto rendimiento deportivo. Su liderato en el Grupo E fue más que una sorpresa: fue un golpe de autoridad que puso a Ecuador nuevamente en el mapa del fútbol sudamericano.

Un grupo difícil, un liderazgo indiscutible

El club ecuatoriano compartió zona con rivales de jerarquía: Cruzeiro de Brasil, Palestino de Chile y Unión de Santa Fe. A pesar del reto, Mushuc Runa sumó 16 puntos sobre 18 posibles, producto de cuatro victorias y dos empates. Además, fue el único del grupo con diferencia de gol positiva en todos los partidos que disputó.

Desde el primer encuentro, los dirigidos por Ricardo Dillon mostraron un orden táctico admirable y una entrega inquebrantable. Golearon a Unión, vencieron a Palestino en Santiago y sorprendieron a Cruzeiro con un ajustado 1-0 en Ambato. En la vuelta, sostuvieron la ventaja y mantuvieron el invicto.

La altura como aliada y símbolo

Uno de los factores que fortaleció al club fue su localía en Riobamba, a más de 2.700 metros sobre el nivel del mar. Aunque su estadio propio en Echaleche supera los 3.200 metros, la Conmebol aún no lo autoriza para competencias internacionales. Aun así, jugar en la sierra andina fue un arma clave para desgastar a los visitantes.

Pero más allá de la geografía, el club juega con el corazón de su pueblo. Cada partido es acompañado por rituales andinos, cantos en quechua y un fuerte simbolismo que trasciende lo futbolístico. El Mushuc Runa no es solo un equipo, es un acto de resistencia cultural que ahora brilla en el plano deportivo.

Una historia forjada desde abajo

Mushuc Runa nació de la Cooperativa de Ahorro y Crédito homónima, fundada por pueblos indígenas en 1986. Fue en 2003 cuando decidieron tener su propio equipo de fútbol. En poco más de una década pasaron de la segunda división amateur a disputar competencias internacionales.

En 2013 ascendieron por primera vez a la Serie A de Ecuador, y en 2019 clasificaron a su primera Copa Sudamericana. En 2021 volvieron al torneo, pero su actuación fue modesta. Hoy, en 2025, dan un golpe sobre la mesa y demuestran que el crecimiento sostenible puede tener recompensa continental.

Luis Chango, el arquitecto del sueño

Al frente de todo el proceso está Luis Alfonso Chango, líder indígena y presidente vitalicio del club. Su visión fue clara desde el principio: construir un equipo que represente a los pueblos originarios y que se mantenga fiel a sus principios. Rechazó patrocinios que condicionaran su identidad y priorizó la inversión en infraestructura y formación.

Chango ha sido criticado por su estilo directo, pero nadie puede negar que su modelo ha funcionado. El club tiene estadio propio, centro de entrenamiento y un cuerpo técnico estable. Y ahora, también tiene la mejor campaña de la Sudamericana 2025, por encima de históricos como Boca, Corinthians y Peñarol.

Jugadores comprometidos con la camiseta

La plantilla de Mushuc Runa no tiene grandes figuras internacionales. Está formada por jóvenes ecuatorianos y algunos refuerzos sudamericanos con hambre de gloria. Nombres como Julio Angulo, Bentaberry, Luis Uquillas y Santiago Giordana han sido claves para alcanzar este momento histórico.

Su principal fortaleza es el juego en equipo. Defienden todos, atacan con velocidad y aprovechan cada error rival. No necesitan lujos, sino eficacia. Con ese estilo práctico y combativo, han conseguido lo que parecía imposible: terminar primeros e invictos en un grupo lleno de gigantes.

Identidad que no se negocia

En cada detalle del club se refleja su compromiso con la cultura andina. La camiseta lleva símbolos ancestrales, el escudo está inspirado en la cosmovisión indígena, y el idioma quechua es parte del día a día. No es un gesto decorativo, sino una declaración de principios.

Antes de cada partido, el equipo realiza un ritual con hoja de coca y bendiciones de líderes espirituales. El fútbol, para ellos, no es solo competencia: es comunidad, respeto por la tierra y crecimiento colectivo. Esa coherencia es uno de los secretos de su éxito.

Una comunidad movilizada por el fútbol

En Riobamba y Ambato, cada partido del ‘Ponchito’ es una fiesta. Miles de personas se movilizan desde comunidades rurales para alentar al equipo. En la última jornada, más de 15.000 hinchas acompañaron la clasificación y celebraron como si fuera un título.

El club no solo llena estadios: también ha construido escuelas deportivas, apoya becas educativas y ofrece atención médica gratuita a sus socios. Es, literalmente, un equipo del pueblo para el pueblo. Y ahora, todo ese esfuerzo se traduce en reconocimiento internacional.

Lo que viene para el ‘Ponchito’

Mushuc Runa ya está clasificado directamente a los octavos de final de la Copa Sudamericana. Espera rival de los cruces entre los segundos de grupo y los terceros de la Libertadores. Aunque no será cabeza de serie, sí será uno de los equipos más respetados en la siguiente fase.

Luis Chango ha dicho que no reforzará el equipo con “figuras de televisión” y que confía en el grupo actual. El objetivo es llegar lo más lejos posible, sin traicionar la esencia. Saben que no será fácil, pero también que nadie quiere enfrentarlos ahora.

El legado de una campaña inolvidable

Lo que Mushuc Runa ha logrado va más allá de los puntos o los goles. Ha demostrado que otro modelo de fútbol es posible. Uno con raíces, con valores, con comunidad. En tiempos de espectáculo y negocios, el ‘Ponchito’ devuelve el alma al deporte.

El fútbol sudamericano necesitaba una historia así. Un equipo pequeño, sin marketing, que representa a pueblos olvidados y que juega sin complejos. Mushuc Runa es un espejo para muchos y un ejemplo para todos. Y esta campaña será recordada por mucho tiempo.