Por: Briam Rubio
La tecnológica apostará por India y Vietnam para fabricar sus dispositivos estrella, mientras América Latina queda fuera de la estrategia

Un giro drástico en la cadena de producción
Apple sorprendió al mundo este jueves al anunciar un cambio histórico en su estrategia de fabricación global. La mayoría de los iPhones que se vendan en Estados Unidos a partir de junio dejarán de producirse en China y se ensamblarán en India.
La decisión busca reducir el impacto de los altos aranceles impuestos por el presidente Donald Trump a las importaciones desde China, que actualmente alcanzan hasta el 145% en algunos productos electrónicos.
Tim Cook, CEO de Apple, explicó que Vietnam también será clave en esta transición, al encargarse de la producción de iPads, Mac, AirPods y Apple Watch para el mercado estadounidense.
Una inversión multimillonaria
El traslado de la manufactura desde China no será fácil ni barato. Apple planea invertir miles de millones de dólares en nuevas fábricas y procesos logísticos para garantizar la continuidad de su producción.
Expertos del sector afirman que el cambio puede tomar años. Dan Ives, analista de Wedbush Securities, estima que trasladar apenas el 10% de la cadena de suministro desde Asia a EE.UU. requerirá unos US$30.000 millones.
Además, adaptar a India y Vietnam al ritmo de producción de Apple implicará grandes desafíos de capacitación, infraestructura y cumplimiento de estándares.
Apple reacciona a la política de Trump
La decisión se da luego de que Trump aumentara significativamente los aranceles a productos chinos, afectando directamente al sector tecnológico. Aunque algunos dispositivos fueron temporalmente eximidos, la presión fiscal se mantiene.
La Casa Blanca advirtió que estas medidas buscan que EE.UU. deje de depender de China para fabricar tecnologías críticas como chips, teléfonos y computadoras.
Apple, aunque no mudará toda su producción a EE.UU., sí anunció una inversión de US$500.000 millones en territorio estadounidense.
¿Subirán los precios del iPhone?
El gran interrogante ahora es qué pasará con los precios. Algunos analistas creen que, si los costos se trasladan a los consumidores, un iPhone 16 Pro Max podría llegar a costar hasta US$3.500 en Estados Unidos.
La firma UBS calcula que un incremento del 125% en aranceles ya podía hacer subir el precio del iPhone en US$800. Con el nuevo 145%, el alza sería aún mayor.
Esto podría cambiar el modelo de negocio y generar planes de financiamiento de hasta cinco años, algo nunca antes visto en la industria móvil.
América Latina queda al margen
Para los consumidores latinoamericanos, esta noticia no tendrá un impacto inmediato. Apple confirmó que los dispositivos vendidos en la región seguirán siendo fabricados en China.
Por lo tanto, los productos que lleguen a países como México, Argentina, Colombia o Perú no estarán sujetos a los aranceles estadounidenses.
Eso sí, los precios seguirán siendo altos, con el iPhone 16 Pro Max superando los US$2.900 en Argentina, y alrededor de US$1.300 en Costa Rica.
India y Vietnam toman protagonismo
Este cambio representa un golpe para la hegemonía industrial de China, pero también un impulso para India y Vietnam, que ya venían ganando terreno como centros de manufactura tecnológica.
Samsung, por ejemplo, ya fabrica más del 60% de sus teléfonos en Vietnam. Ahora, Apple sigue una ruta similar para reducir riesgos geopolíticos y comerciales.
India, con una población joven y costos laborales más bajos, se perfila como el nuevo epicentro de la producción del iPhone.
Un modelo de transición
A pesar del anuncio, Apple reconoció que la transición será progresiva. Aún durante varios trimestres, una parte de los productos seguirá saliendo desde China.
Tim Cook afirmó que China seguirá siendo el principal origen de los dispositivos Apple vendidos fuera de EE.UU., incluyendo América Latina, Europa y Asia.
Esto le permite a la empresa mantener la estabilidad mientras adapta su red global de proveedores.
Impacto en el mercado global
El reposicionamiento de Apple podría marcar una tendencia para otras tecnológicas. La diversificación de la cadena de suministro es vista como una forma de minimizar riesgos ante políticas proteccionistas.
Además, países como México y Brasil podrían verse beneficiados en el mediano plazo si Apple decide expandirse también en América.
En paralelo, el consumidor global enfrenta una nueva realidad: dispositivos más costosos y contratos de mayor duración.
¿Qué opciones hay para América Latina?
En la región, donde el poder adquisitivo es más bajo, Apple representa solo el 8% del mercado. La mayoría de los usuarios optan por marcas como Xiaomi, Samsung o Motorola.
Ante la posible subida de precios, muchos optarán por modelos anteriores de iPhone o por marcas más económicas.
Otra alternativa será comprar dispositivos reacondicionados o financiar a largo plazo, aunque eso también depende de las políticas de cada país.
Un cambio con múltiples aristas
Lo que parecía impensable hace unos años —iPhones fabricados fuera de China— es ahora una realidad. Apple responde al entorno político-económico adaptando su modelo productivo.
Este movimiento estratégico no solo busca proteger sus márgenes de ganancia, sino también evitar la dependencia de un solo país.
A medida que se consolide esta nueva etapa, el consumidor será el verdadero termómetro del éxito de esta decisión.