El gobierno de Petro busca nuevos aliados globales y potencia la inversión en infraestructura

Un giro histórico en la política exterior
Colombia ha dado un paso inesperado en su política internacional: se unió oficialmente a la Iniciativa de la Franja y la Ruta impulsada por China, rompiendo una tradición diplomática fuertemente alineada con Estados Unidos. La decisión marca un antes y un después en la estrategia global del país sudamericano.
Un pacto firmado en silencio
Sin anuncios rimbombantes ni grandes titulares, el acuerdo fue firmado en el marco de una visita diplomática a Beijing. Pero aunque fue silencioso, el impacto es profundo. Colombia se convierte así en el último país latinoamericano en sumarse al megaproyecto global de infraestructura promovido por el gigante asiático.
¿Qué es la Franja y la Ruta?
La Iniciativa de la Franja y la Ruta es un plan global de inversión china que busca tejer redes comerciales y logísticas por Asia, Europa, África y América Latina. Desde 2013, más de 150 países han firmado memorandos de entendimiento para participar en ella. Ahora, Colombia se suma a esa lista.
Una apuesta por la infraestructura
El gobierno de Gustavo Petro visualiza en este acuerdo la posibilidad de atraer capital para desarrollar grandes obras. Proyectos como el metro de Bogotá, el Regiotram y el puerto de Buenaventura podrían ser financiados o construidos con apoyo chino. Es una apuesta directa por el desarrollo.
Tecnología, financiamiento y expansión
Además de obras físicas, el acuerdo podría traer transferencia tecnológica, inversión en telecomunicaciones y acceso a créditos blandos. Las posibilidades se extienden a sectores como energía renovable, transporte y conectividad digital. China no solo invierte: también exporta su modelo.
Un mensaje geopolítico
Más allá de lo económico, la adhesión a la iniciativa tiene un fuerte tinte geopolítico. Colombia, históricamente aliada de Estados Unidos en la región, envía ahora una señal clara de apertura hacia nuevas potencias. Es un reordenamiento del tablero diplomático.
La sombra de Washington
Sin embargo, esta movida no está exenta de riesgos. La Casa Blanca observa con recelo los avances chinos en América Latina. Colombia, al acercarse a Beijing, podría enfriar su tradicional alianza con Washington, especialmente en temas sensibles como seguridad, narcotráfico y cooperación militar.
¿Dependencia o diversificación?
Los críticos temen que esta apertura pueda llevar a una dependencia excesiva del capital chino, como ha ocurrido en otros países. Pero el gobierno colombiano defiende su decisión como una estrategia de diversificación económica e independencia frente a los viejos modelos.
Lecciones desde otros países
Naciones como Sri Lanka o Ecuador ya firmaron con la Franja y la Ruta y enfrentaron consecuencias dispares: crecimiento acelerado, sí, pero también deudas altas y cláusulas polémicas. Colombia deberá actuar con cautela y transparencia para no repetir errores ajenos.
Un giro coherente con Petro
Para el presidente Gustavo Petro, esta alianza encaja con su visión de romper paradigmas y cuestionar el alineamiento automático con los Estados Unidos. En su narrativa, el mundo multipolar necesita de Colombia como actor autónomo, no como satélite.
Una diplomacia más activa
China, por su parte, celebra este nuevo acuerdo como una muestra del creciente interés latinoamericano por su liderazgo. La firma con Colombia refuerza su influencia en la región y amplía su presencia en el hemisferio occidental.
Las voces del Congreso y la oposición
En Colombia, sectores del Congreso han pedido al gobierno claridad sobre los términos del acuerdo. La oposición exige conocer las condiciones y los compromisos asumidos. El tema promete encender debates en los próximos meses.
¿Y el ciudadano común?
Para muchos colombianos, esta alianza aún es lejana, abstracta. Pero si las promesas de obras e inversión se materializan, la percepción pública podría cambiar rápidamente. Una nueva autopista, un tren funcional o un puerto modernizado pueden ser más elocuentes que cualquier discurso.
Un nuevo capítulo para Colombia
La entrada de Colombia a la Franja y la Ruta marca el inicio de una etapa diferente en su historia exterior. Es un movimiento audaz, con oportunidades y riesgos. El éxito dependerá de la gestión, la vigilancia ciudadana y la capacidad del país para negociar sin perder soberanía.
Colombia mira hacia Oriente
Por primera vez en décadas, Colombia mira más hacia Oriente que hacia el Norte. El acuerdo con China no es solo un tratado económico: es una declaración de intenciones. El país empieza a caminar un nuevo sendero en el mapa del poder global.