Exesposa, hija y otros parientes de Joaquín Guzmán cruzaron la frontera como parte de un acuerdo secreto con EE.UU.

Un cruce fronterizo inesperado
En un movimiento sorpresivo y sin precedentes, 17 familiares de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, fundador del Cártel de Sinaloa, cruzaron la frontera de México hacia Estados Unidos y se entregaron voluntariamente a agentes del FBI. El hecho ocurrió el pasado fin de semana en la garita de San Ysidro, en Tijuana, bajo estrictas medidas de seguridad.
¿Quiénes son los entregados?
Entre las personas que se entregaron destacan figuras cercanas al narcotraficante, actualmente preso en una cárcel de máxima seguridad en Estados Unidos. Encabezan la lista Griselda López Pérez, exesposa de El Chapo y madre de Ovidio Guzmán López, alias “El Ratón”, así como Grisel Guzmán López, una de las hijas del capo.
¿Por qué se entregaron?
Las autoridades estadounidenses no han emitido un comunicado oficial sobre el hecho, pero fuentes cercanas a la investigación señalan que esta entrega sería parte de un acuerdo de colaboración entre Ovidio Guzmán y el gobierno de Estados Unidos. Ovidio fue extraditado en septiembre de 2023 y actualmente enfrenta cargos por narcotráfico, lavado de dinero y crimen organizado.
Un pacto con condiciones
De acuerdo con medios como The New York Post y El País, el pacto habría incluido garantías de protección, beneficios legales y posible residencia para los familiares del capo, a cambio de información clave sobre las operaciones internas del Cártel de Sinaloa.
Reacción del gobierno mexicano
La entrega tomó por sorpresa a las autoridades mexicanas. Omar García Harfuch, secretario de Seguridad de México, confirmó que los familiares cruzaron la frontera, pero aclaró que ninguno de ellos tenía órdenes de captura en territorio nacional. Sin embargo, el gobierno de México expresó su inconformidad por no haber sido informado previamente del acuerdo entre los Guzmán y las autoridades estadounidenses.
Un conflicto diplomático en ciernes
La falta de comunicación entre ambos gobiernos ha generado tensiones diplomáticas. La Secretaría de Relaciones Exteriores solicitó una explicación formal a Washington, mientras crece la incertidumbre sobre los alcances de esta cooperación judicial transnacional.
¿El derrumbe del imperio?
Este suceso se suma a una serie de golpes recientes contra el Cártel de Sinaloa. Con Ovidio Guzmán tras las rejas y los llamados “Chapitos” bajo el acecho de la DEA, muchos analistas consideran que la organización vive uno de sus momentos más frágiles desde la caída de El Chapo en 2016.
La estructura se desmorona
La entrega voluntaria de los familiares más cercanos al capo podría representar una ruptura interna dentro del clan Guzmán. Las fugas de información y la cooperación judicial podrían erosionar la columna vertebral del cartel: la lealtad familiar.
Griselda López, pieza clave
Griselda López Pérez ha sido una figura clave en la estructura familiar del cártel. Aunque su papel dentro de las actividades delictivas siempre fue ambiguo, su cercanía con Ovidio y sus otras hijas la convertían en un objetivo de alto perfil. Su entrega podría implicar información confidencial de valor incalculable para las agencias de inteligencia de EE.UU.
Silencio oficial en Washington
Hasta el momento, ni el FBI ni el Departamento de Justicia han confirmado públicamente el acuerdo o los detalles de la operación. El hermetismo ha dado paso a múltiples especulaciones sobre otras entregas pendientes o futuras deportaciones.
Un nuevo enfoque contra el narco
Esta entrega voluntaria también evidencia un cambio en la forma en que EE.UU. enfrenta al narcotráfico: menos operativos militares, más colaboración directa con miembros del cártel, a cambio de protección jurídica y seguridad para sus familias.
¿Una era que llega a su fin?
Por ahora, los 17 familiares se encuentran bajo custodia y protección federal en territorio estadounidense. Aunque se desconoce su paradero exacto, todo indica que su testimonio será parte crucial de los procesos judiciales que enfrenta Ovidio Guzmán.
La imagen de impunidad y poder que durante décadas construyó el Cártel de Sinaloa parece desmoronarse desde dentro. Lo que antes era una estructura hermética y familiar, hoy parece inclinarse ante la presión del sistema judicial norteamericano.