Por: Miller Acuña

El conflicto entre las dos potencias amenaza con desencadenar una nueva recesión global, advierten expertos internacionales.
En un movimiento que sacude los cimientos del comercio internacional, China anunció este viernes una contundente respuesta a los aranceles impuestos por Estados Unidos, elevando hasta un 125% los impuestos a productos estadounidenses. La decisión marca un nuevo y peligroso capítulo en la creciente guerra comercial entre las dos mayores economías del planeta.
La medida llega como reacción directa al reciente aumento de aranceles del 145% por parte de EE.UU. sobre productos chinos, una acción que fue calificada por Pekín como “hostil, unilateral y destructiva para el orden económico global”. En paralelo, China presentó una queja formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), denunciando las prácticas estadounidenses como coercitivas e ilegales.
La respuesta de China ha provocado una oleada de incertidumbre en los mercados globales. Las bolsas asiáticas cerraron con fuertes pérdidas, mientras los analistas internacionales temen que esta escalada comercial pueda derivar en una recesión global similar a la de 1930. Las tensiones geopolíticas también aumentan, con otros países viéndose forzados a tomar posición en este nuevo tablero económico internacional.
El primer ministro de Singapur, Lawrence Wong, lanzó una fuerte advertencia desde un foro económico: “La era de la globalización basada en reglas ha terminado. Nos enfrentamos al riesgo real de una nueva Gran Depresión si esta guerra comercial continúa”. Las declaraciones del líder del país más liberal en términos económicos han resonado con fuerza en organismos internacionales.
Por su parte, Naciones Unidas y el Fondo Monetario Internacional han expresado su preocupación por el impacto que este conflicto pueda tener en los países en desarrollo, muchos de los cuales dependen directamente del libre comercio con ambas potencias. “Estamos ante un escenario que puede provocar una ruptura de las cadenas de suministro y agravar aún más la inflación global”, señaló Kristalina Georgieva, directora del FMI.
La Casa Blanca, por ahora, mantiene su postura firme, justificando los aranceles como una medida para proteger la industria nacional y corregir lo que consideran “décadas de competencia desleal por parte de China”. Sin embargo, economistas estadounidenses advierten que el costo real lo terminarán pagando los consumidores y pequeñas empresas locales.
Esta confrontación económica no solo redefine las relaciones bilaterales entre China y EE.UU., sino que podría cambiar radicalmente el mapa del comercio mundial. Mientras tanto, el mundo observa con preocupación el desarrollo de una guerra comercial que podría convertirse en una catástrofe económica global.